19.9.16

Automóviles: zen privado

De unas notas tomadas en Mallorca, mayo de 2000. Trabajaba en una empresa de "rent-a-car" con sede en el interior de la isla. Mi trabajo básicamente consistía en esperar clientes en el aeropuerto, hacerles el contrato respectivo, entregarles el auto y buscar el último que debían entregar en el día para volver a Cala Figueras (Santanyí, Mallorca). Siempre consideré esta labor como un entrenamiento para mi profesión de compositor. Esta y otras que tuve después. Básicamente tareas de coordinar horarios, personas, cosas y darles un orden temporal que no podía ser caprichoso, porque a su vez dependía de la disponibilidad de los otros. Personas, objetos, horarios, lugares. Un plan de composición y de trato con el "tiempo real".


"¿Qué se puede aprender de la Forma en estos días?

Sé que hay momentos donde todo se complica y no se puede ejercer el entusiasmo. Y esos claros repentinos donde sólo hay que esperar. Pero esas esperas, que son como claros del ritmo son como esta de ahora. Ocho y veinticinco. Me faltan dos contratos para hacer y tres coches que entregar y, por ahora, no se ven complicaciones. Tengo los tres autos y dos llaves más, para irme en uno de esos coches. Si tuviera solamente que esperar un coche no estaría todo así. Todo muy adentro de la Forma como para entenderla o, por lo menos, para describirla.

Un lugar nuevo para poner autos que funcionará hasta que nos digan que no se puede.

Yo miro todos estos lugares: el parking (con sus variaciones), la gasolinera, la campa, aquí delante, derecha o izquierda, el Punto de Encuentro y ahora éste que es "al lado de la Policía, donde están los coches que se lleva la grúa". Miro esos lugares y veo las combinaciones de situaciones que pueden darse. Aquí entra en juego eso de la riqueza indescriptible de posibilidades para el movimiento: minimalismo delirante".

2 comentarios:

Unknown dijo...

Y los imponderables le dan cintura para la improvisación

Gabriel Cerini dijo...

Sí. Gracias Ana !! Es la idea. Un poco Gombrovicz con Ferdydurke y la obsesión por la forma y por la inmadurez.